Liberando los Delfines Cautivos

PROTOCOLO A SEGUIR PARA LA REHABILITACIÓN Y LIBERACIÓN DE DELFINES NARIZ DE BOTELLA (Tursiops truncatus)
Escrito por: Richard O’Barry, Especialista en Mamíferos Marinos, DolphinProject.com
Hay algunos criterios generales a tomar en cuenta para la rehabilitación y liberación de delfines cautivos, retornándoles a una vida silvestre. No obstante, no es un guía completa ni un libro de recetas. Esto sería imposible ya que cada delfín cautivo es un animal singular que requiere su propio recetario.
Cada delfín reacciona de manera distinta al cautiverio. Algunos han experimentado más abuso que otros. Personalmente yo he trabajado con delfines quienes, en el momento de ser reunificados con el mar, muy rápidamente recordaron quienes y que eran antes de su cautiverio. Otros han precisado mucho más ayuda y más tiempo. Por lo tanto, el aspecto más importante de mi trabajo es ser paciente. Simplemente tengo que sentarme tranquilo y observar a cada uno de los delfines con una mente abierta y clara, y permitirles que me muestren cómo sería la mejor manera de ayudarles recuperar su identidad como forrajeadores oportunistas – libres y silvestres.
Cuando entendemos que cada delfín cautivo es bastante diferente de cualquier otro delfín en más de mil formas diferentes, devolver un delfín a una vida silvestre, el hábitat natural de él o de ella, suele ser más arte que ciencia.
GENERALIDADES
Durante los últimos veintiocho años, he participado en la rehabilitación y liberación de más de dos  docenas de delfines.
Esto no significa que todo delfín cautivo puede o debe ser devuelto a su hábitat natural. Sin embargo, todo delfín cautivo podrá readaptarse a un medio ambiente más natural, por decir, una laguna marina natural. Esta situación le proporcionaría al delfín el ritmo natural del mar, las mareas, las corrientes y exponerle a una dieta de peces vivos. Todos estos factores son terapéuticos y además mejora la calidad de vida del delfín. El reunificar al delfín a su ambiente marino natural es una parte esencial del proceso de rehabilitación, y al llegar a este punto, el delfín podrá considerarse como candidato para ser liberado dependiendo de varios factores
1. Estado de salud y condición física
2. Capacidad de uso de su sonar
3. Habilidad de atrapar peces vivos para alimentarse
4. Habilidades defensivas ante los predadores
Muchos de los delfines cautivos nacidos en lo que denominamos “el mundo silvestre” suelen ser candidatos para ser liberados. Pero no todos. Algunos delfines han recibido demasiada impronta por parte de los humanos y se han olvidado o perdido aquellas habilidades necesarias para sobrevivir en aquel medio ambiente que antes era su dominio. El hábitat dicta el comportamiento. El cautiverio ha destruido algo vital en sus vidas, algo que, si fueran seres humanos, lo denominaríamos ‘espíritu’. Para estos delfines, ya es demasiado tarde.
Algunos años atrás, por ejemplo, tuve la oportunidad de estudiar a un delfín en Nassau – Bahamas, que había estado en cautiverio tanto tiempo y ahora demostraba ser bastante loco. Le dieron el nombre ‘Big Boy [Muchacho Grande]’ y el pasaba la gran mayoría del tiempo golpeando su cabeza contra la entrada de madera a su corral marino. Un lado de la puerta de madera estaba la zona donde Big Boy estaba protegido, y era admirado y observado con fascinación, a veces hasta por centenares de personas. Le daban todo lo que él antojaba comer, y claramente era maestro de su mundo. Al otro lado estaba el mar, su hábitat natural. Y, un día, mientras lo observaba golpear su cabeza vez tras vez contra la puerta, me pregunté si sería posible readaptarle de nuevo al mundo silvestre del mar abierto.
¿Qué sucedería si simplemente lo liberáramos?
En un tiempo anterior en el acuario marino, “Miami Seaquarium” cuando ya no necesitábamos un delfín en particular, le colocábamos en una eslinga, lo llevábamos hasta el dique marino y simplemente lo botábamos en las aguas de la Bahía Vizcaína. En la industria de cautiverio, este acto es denominado ‘Botar y Correr.’ Por ejemplo, esto le sucedió a Pedro, un delfín macho enorme que se hizo demasiado difícil manejar. Nadie sabe cómo le fue en las aguas de mar afuera de Miami.
Pero Big Boy era otro delfín problemático bastante diferente. Su cautiverio le había tornado en un lisiado e impedido mental. Yo pensaba, si pudiéramos readaptar a Big Boy, podríamos readaptar a cualquier delfín. Sin embargo, mientras más lo observaba, más me daba cuenta que nos encontrábamos ante una situación demasiado tarde. Él ya había experimentado demasiado. No digo malos tratos. Jamás vi a alguien darle a Big Boy un mal trato intencional. De hecho, observe lo contrario. Lo que percibí es le dieron exceso de amor.’ Todo el mundo quería estar con él, tocarle y hablarle. Efectivamente todos querían ayudar a este delfín grande y de buena edad. Pero nadie sabía cómo. Por lo tanto, día tras día, siempre con una sonrisa pero lleno de furia, este inmenso delfín golpeaba su cabeza como si anhelaba estar libre una vez más: un delfín totalmente estresado y que demostraba un comportamiento renuente, que era impredecible, sospechoso y peligroso; un delfín lleno con tanta rabia, que yo sabía que nunca podría penetrar su psique para trabajar con él.
¿Qué causó que esto sucediera? La intervención human y el estrés. Esto siempre juega un papel significativo en la muerte de los delfines en cautiverio. El estrés es el resultado de la falta suficiente de espacio, demasiada gente y el tener que jugar el papel de bufón por tanto tiempo. También es el resultado de tener que vivir en un mundo artificial, un mundo sin mareas, un mundo sin los sabores y los sonidos del océano, y sin nada que normalmente haces que la vida valga la pena vivir. Cuando pretendemos cambiar a los delfines a nuestras mascotas o ‘animales de compañía,’ NUNCA funciona. Es difícil darse cuenta de esto cuando está sucediendo. El delfín parece querer convertirse en una mascota. Siempre está sonriendo – hasta parece estar riéndose. El nos busca para que le acariciemos y para jugar con nosotros. Todo este comportamiento parece justamente como una mascota de verdad. Pero esto es nada más que una ilusión. Los delfines por naturaleza, en todo caso, son animales silvestres, creados por la naturaleza para ejercer un papel en la naturaleza misma, y no para ejercer ni jugar juegos tontos en un pequeño estanque o corral marino solo para nuestro entretenimiento.
Las excepciones aparentes a esto son los delfines nacidos en el cautiverio. De ninguna manera sería posible ‘devolverlos’ a su hábitat natural. Ellos no tienen un ningún hábitat natural. Unos cuantos de estos delfines denominados ‘delfines de batería’ han sido ‘entrenados’ para actuar como delfines silvestres, y algunos, han sido liberados al mar abierto. Pero hasta tal momento que este procedimiento tenga un cuidadoso monitoreo a lo largo del tiempo, debemos considerar cada caso bajo sus propios méritos.
CONOCIENDO A LOS DELFINES EN SU HÁBITAT NATURAL
La clave para poder rehabilitar y devolver los delfines cautivos a su mundo silvestre, es tener conocimiento de cómo es un delfín en su hábitat natural. Si llegas a tener ese conocimiento, entonces podrás reconocer el comportamiento del delfín adquirido en el cautiverio.
¿Cuáles son algunos de estos comportamientos? Solamente tienes que observar un ‘show de delfines’ durante cinco minutos y verás y te darás cuenta de todos. Cuando el entrenador o domador sale con un balde de pescados muertos, el delfín se pone alegre y animado, y por lo tanto nada en círculos. Salta del agua con mucho ‘ánimo’, cae y luego reposa en su espalda, nadando con su caudal y moviendo sus aletas pectorales como si fuera dando palmas. Cuando su domador se agacha para tomar un pescado, el delfín nada hacia él y mendiga su alimento haciendo sus sonidos chillones y moviendo su cabeza arriba y abajo, mostrando nada de miedo aún si hubiese centenares de personas observando su actuación.
Todo este comportamiento es comportamiento ‘aprendido’. El delfín silvestre jamás hace estas cosas en la naturaleza, puesto serían irrelevantes y sin propósito. Ahora, cuando estamos readaptando los delfines cautivos al ambiente marino, estos comportamientos aprendidos son bastante importantes. Efectivamente, tenemos que notar y observar cada uno de ellos ya que, al prepararle para vivir de nuevo en su ambiente natural, podemos registrar y hacer seguimiento mientras vamos extinguiendo estos comportamientos uno por uno.
EXTINGUIENDO EL COMPORTAMIENTO
Ahora cuando hablamos de ‘extinguir’ los comportamientos aprendidos en cautiverio, suena como que estamos echando agua en una llama. En realidad, simplemente ya no estamos pagando al delfín para que haga estos trucos. En primer lugar, él aprendió estos comportamientos  porque les pagamos para hacerlos. Cuando el delfín nada hasta la plataforma de alimentación, levanta su cabeza y sube arriba y abajo mientras realiza su sonido chillón, le pagamos para hacer cada uno de estos comportamientos tirándoles un pescado. Esto es como se puede reafirmar y fortalecer los comportamientos ‘deseados’ en un delfín. Ahora, si queremos parar dicho comportamiento, solamente dejamos de pagarle. Y muy prontamente deja de hacerlo. Puesto que ya no le pagamos, suele ser un comportamiento irrelevante: irrelevante tanto aquí en el cautiverio y en aquel mundo que deseamos que él viva. De nuevo, el hábitat dicta el comportamiento. A su vez, el comportamiento que cuenta con un valor de supervivencia en el ambiente silvestre queda fortalecido y afirmado, y el delfín, a lo largo del tiempo, queda listo y preparado para volver a su hábitat natural.
Cuando contacto a un Equipo para ayudarme a rehabilitar a un delfín, les digo que nuestro trabajo básico es ‘potenciar’ al delfín. Cuando se captura a un delfín, les digo que él pierde su poder y autodominio. Él queda como un prisionero. Ahora nos toca devolverle al delfín su poder y autodominio. Siempre comento al Equipo, que al restaurar el delfín a su merecido lugar, hay tres cosas que tenemos que siempre tener en mente:
1. * Presumir que no sabes nada
2. Mantener la observación sostenida
3. Considerar y tomar en cuenta lo obvio
Estos son instructivos sutiles y muy difíciles para seguir, especialmente el primero, y mucho más para los domadores de delfines. Antes que en entrenador o domador pueda ingresar al campo, él obligadamente tiene que quitarse y deshacerse de sus propios comportamientos. Esto suele ser difícil para ellos puesto que la totalidad de su experiencia con los delfines ha sido armar un “show’, y ahora les toca armar el ‘show de readaptación’. Ellos quieren ser parte de la actuación, y a veces parece que esperan los aplausos. Esto es solo inverso de cómo preparamos a un delfín para poder vivir en su mundo y ambiente natural. Efectivamente, estamos armando un ‘show’. Pero estamos armando un ‘show’ para extinguir el ‘show’ aprendido; Por lo tanto, mientras menos hacemos, mejor el resultado.
De ninguna manera hay atajos a la fase de la observación sostenida. Esta fase no es investigación, es una técnica. En esta fase uno obligadamente tiene que comer con los delfines, dormir con ellos, y estar con ellos constantemente. Lo denominamos ‘tiempo de delfín’. ¿Cómo logras aprenderlo? No meramente leyendo al respecto. ¡Tienes que vivirlo y experimentarlo en persona!
Como cualquier otra cosa, sea ciencia o arte, solo se aprende hacerlo de otra persona que ya lo sabe y ya lo ha experimentado. Luego sabrás que estás ‘en onda con ellos’ o en la misma pagina. Puedes palparlo. Si aumentan cinco kilos o si pierden cinco kilos, lo sabrás. Tenemos que ver y saber lo que esta sucediendo exactamente con los delfines, no lo que decimos que está sucediendo. Y esto no suele ser algo fácil para la mayoría de las personas.
Como cualquier ejercicio de meditación zen, es algo no-verbal. Nos perdemos a nosotros mismos y nos convertimos y unimos al delfín. Cuando yo lo hago, vivo en una carpa al lado de los delfines, y puedo sentir llegar a ser parte del escenario y paisaje, casi como uno de los árboles, o una hoja flotando en el agua, o una garza que simplemente llega y se va. Cuando yo no respondo a los comportamientos aprendidos de los delfines, eventualmente ellos lo renuncian. Y todo lo que hago es sin palabras. Por supuesto tengo que elaborar informes; eso y algunas pocas direcciones que algunas veces doy, son las únicas excepciones. Pero el vivir con los delfines en un nivel de silencio, te proporciona una percepción y conocimiento a los delfines que yo considero necesario para poder entenderles y ayudarles convertirse en quienes son y que serán. Pensamos que ya tenemos conocimiento de quienes son estos delfines. Por ejemplo, puesto que conocemos sus nombres, sabemos de dónde provienen, qué comen y cuánto pesa cada uno. Pero nada de esto nos informa quiénes son de verdad. Para poder conocerlos a este nivel, tenemos que ir más allá de las palabras y más allá que cualquier descripción.
Todo esto es para eliminar las palabras falsas y las teorías falsas con respecto de lo que estamos haciendo. Cuando nos deshacemos de nuestra manera de pensar anterior, cuando botamos nuestras teorías y los sustituimos con lo que conocemos por cierto en función de nuestras observaciones sostenidas, podremos comenzar a ver a los delfines como realmente son y luego podremos evaluar de una manera mejor su capacidad de sobrevivir de nuevo en su hábitat natural.
Antes de poder hacer algo, se tiene que haber instalado e implementado el Sistema Completo de Liberación. El Sistema de Liberación consiste de tres partes:
1) Las Personas Apropiadas,
2) El Proceso de Readaptación y Liberación, y
3) Seguimiento Post-Liberación.
LAS PERSONAS APROPIADAS
El Director de Rehabilitación y Liberación: Esta persona debe ser una autoridad reconocida, debe conocer a los delfines, tanto en el cautiverio como en su hábitat natural. Él o ella precisa ser una autoridad puesto que mucho de su trabajo consiste en lidiar con las autoridades a nivel tanto local como federal, así como con el público en general a través de los medios de comunicación. Él o ella obligadamente necesitan de una experiencia práctica en la cría de mamíferos marinos, los cuidados, alimentación y transporte de delfines cautivos.
Gerente de Proyecto: Esta persona es el administrador del Personal y de los asuntos cotidianos, los cuales incluyen el guardar los registros y la documentación del proyecto, así como lidiar y tramitar los procesos exigidos para los diferentes tipos de permisos. Él o ella no solo deben identificar el sitio apropiado para liberar los delfines sino también organiza el estudio de la populación de los delfines residentes en la cercanía de dicho sitio de liberación.
Ayudantes y Voluntarios: Estas personas se ocuparán en forma práctica de los estudios de población y el proceso de seguimiento post-liberación de los delfines. Estas personas se responsabilizarán de recolectar peces vivos adecuados para alimentar a los delfines.
Veterinario de Registro: Debe ser un veterinario debidamente calificado en el tratamiento de  mamíferos marinos. Además debe evaluar la salud y condición física de los delfines, debe estar presente durante el transporte, y debe estar disponible en caso de una emergencia.
REHABILITACIÓN Y LIBERACIÓN
¿Es necesario devolver a los delfines al mismo lugar donde fueron capturados? Frecuentemente es deseable, pero no siempre necesario. Por ejemplo, Si un delfín macho fue capturado a una muy tierna edad y retirado de su grupo familiar de delfines, no se puede esperar que él regrese y se reúna con su antiguo grupo familiar varios años más tarde. Aún si él no hubiese sido capturado, probablemente no permanecería con su grupo familiar original, ya que al adquirir madurez, los delfines machos normalmente se unen a un nuevo grupo familiar o forman su propio grupo, a veces un grupo familiar de solterones, con grupos de hembras y sus crías, o ambos machos y hembras nadando juntos como nómadas. También hemos encontrado delfines solitarios que o han elegido estar solos o fueron excluidos de su grupo familiar.
Por lo tanto, es una equivocación pensar que tenemos de devolver los delfines al mismo lugar de donde fueron capturados en primer lugar. De hecho, si las aguas en las cuales fueron capturados han quedado contaminadas o envenenadas durante su ausencia, o si ya no hay una abundancia de los peces con los cuales normalmente se alimentaban, no queremos devolverlos allí. Una búsqueda completa de la literatura indica que no existe ninguna documentación científica empírica para dar cabida a la aseveración que se deben devolver los delfines al mismo lugar exacto de su captura.
Los delfines son bastante adaptables y pueden fácilmente acomodarse a un nuevo hogar o medio ambiente si fuese algo similar al sitio donde fueron capturados, similar en términos de las mareas, las corrientes, los extremos de las temperaturas del agua, suministro de alimentos y predadores potenciales.
Nuestro equipo se encargará de capturar suficientes peces locales vivos para que los delfines puedan practicar el atrapar y comer peces vivos. También se tendrá que realizar análisis de la calidad del agua en la zona y los resultados de dichas pruebas estarán a disposición.
ALIMENTACIÓN
Una de las más importantes funciones para poder rehabilitar los delfines cautivos es mantener un régimen de alimentación adecuado. El objetivo principal es que los delfines puedan mantener un paso corporal adecuado al realizar el forrajeo y al comer sólo peces vivos. Esto suele ser un proceso gradual que podría considerarse en cuatro fases:
1. Estimular y motivar que los delfines coman con sus cabezas de bajo la superficie del agua.
2. Eliminar la interacción con el personal de alimentación variando el horario y el lugar de alimentación.
3. Que los delfines solamente coman peces vivos.
4. Hacer que los delfines una vez más se conviertan en forrajeros oportunistas.
En la Fase 1, se realizan todas las actividades a partir de una estación de alimentación, tanto con peces vivos como con pescados muertos siendo ofrecidos únicamente cuando la cabeza del delfín se encuentra bajo de la superficie del agua. Continuamos alimentándolos con pescados muertos, pero incluimos peces vivos para acostumbrarlos a este alimento. Lo hacemos lanzando los peces en forma aleatoria a una corta distancia, gradualmente incrementando la distancia y desanimándole a los delfines de alimentarse con sus cabezas afuera del agua.
En la Fase 2, gradualmente les quitamos a los delfines la costumbre de su régimen normal de alimentación lanzándoles pescados muertos y peces vivos desde distintas ubicaciones y en distintos horarios. Ahora nos encontramos detrás de un escondite evitar que los delfines nos vean. No queremos que los delfines asocien su alimentación con el personal de alimentación.
Siempre lanzamos los peces vivos hacia el centro del corral de manera que los delfines tengan una mejor oportunidad de atrapar los peces antes que los peces se escapen a través de la malla.
A veces es necesario, inicialmente, sumergir los peces en un balde de  agua con hielo para que naden más lentos, dándoles a los delfines una mejor oportunidad de tener una persecución y caza más exitosa.
La alimentación se torna cada vez más aleatoria y más incierta. Ahora nos toca lanzar pescados muertos y peces vivos desde el escondite en todo horario, inclusive en la madrugada y después del anochecer. Tenemos colocado en el agua un hidrófono para que podamos realizar el monitoreo del uso por los delfines de su sonar para buscar los peces, y en particular los peces vivos. Podemos comparar las grabaciones del audio de los atropamientos confirmados realizados durante el día con aquellos durante la noche.
Incrementamos la cantidad de sesiones de alimentación, reduciendo la cantidad de peces por sesión. Sesiones cortas y rápidas de alimentación desde ubicaciones variadas y en todo horario desanimarán a los delfines de buscar al personal de alimentación.
En la Fase 3 (alimentándose solo con peces vivos), en primer lugar tenemos que asegurarnos que podemos suministrar suficientes peces vivos para los delfines. Precisamos una buena fuente de peces endémicos del sitio de liberación. Tenemos que analizar estos peces para su valor nutritivo y tomando en cuenta la dieta total de los delfines, dar tolerancia para la energía consumida en la caza de peces vivos.
Mientras seguimos alimentando a los delfines en diferentes horarios y desde distintos y variados lugares, ahora podemos incrementar la proporción de peces vivos. Cuando los delfines estén alimentándose principalmente con peces vivos, introducimos grupos de 10 o 15 peces a los delfines, de esta manera creando una ‘cardumen’ de peses, lo cual agrega un sentido de realidad y obliga a los delfines seleccionar su presa que perseguirán en la caza.
Finalmente, durante la Fase 4, eliminamos el elemento humano de la alimentación y alentamos que los delfines realicen su propio forrajeo. Constantemente introducimos peces vivos en su corral haciendo seguimiento del índice de consumo por los delfines. Finalmente reemplazamos y retiramos los pescados muertos de su dieta ocupando peces vivos endémicos a la zona, por ejemplo, mújol. Cuando los delfines están listos para atreverse salir de su redil marino, lo dejan bastante claro a aquellos que pueden leer su lenguaje corporal.
SEGUIMIENTO POST-LIBERACIÓN
Durante su etapa de readaptación, los delfines serán marcados con un hierro de marca congelado para facilitar su identificación visual. Se ha determinado que los dispositivos de seguimiento radial son muy invasores y dan lugar al desarrollo de sitios para futuras infecciones. En el pasado, los dispositivos de telemetría por radio no se han comprobado como dispositivos confiables.
Cuando se libera a un delfín, se anhela que todo sea tan natural en lo posible. Durante el transcurso del proceso estamos implementando un equipo de seguimiento con personas que viven o desarrollan sus actividades en el agua, pescadores u operadores de embarcaciones. Hablamos con ellos en persona. Les hablamos informándoles de lo que estamos haciendo en cada etapa, en particular con respecto a las marcas (realizadas con hierros congelados) colocadas en su aleta dorsal. Los pescadores y los operadores de embarcaciones no forman parte del mundo de los delfines cautivos, más bien son parte del medio ambiente marino. Si le informas a un pescador lo que está sucediendo, ellos quieren convertirse en parte del proceso. No es que se están uniéndose a algo nuevo, ellos ya son parte del mar y su naturaleza. Ellos conocen a los delfines y los ven cada día y hasta los conocen casi como si fueran sus propios hijos. Posteriormente, cuando finalmente efectuamos la liberación de un delfín cautivo, cuando los pescadores lo observan nadando, ellos nos pasan el informe y lo registramos: quién vio al delfín, dónde y cuándo, en qué dirección nadaba, y con quienes y cuántos iba acompañado. Particularmente, nos interesa cualquier tipo de comportamiento inusual.
Por ejemplo, si el delfín estuviera pidiendo y mendigando alimento, esto no significa ninguna falla. Esto significa que tenemos que mantener los seres humanos alejados. Cuando se libera a un delfín, esto suele ser un momento muy crítico. Él atraviesa un periodo de reajuste y readecuación. Hasta posiblemente podría faltarle comida. Hasta el momento de su liberación, le hemos estado alimentando en forma regular – hasta todo lo que él quiera. Él está gordo y con comportamiento atrevido. Ahora le toca alimentarse por su propia cuenta. Esto sería el mayor reajuste para el delfín. Y nos toca salirnos de su camino y permitir que esto suceda.
Esto es la totalidad y objetivo del proceso de rehabilitación y liberación: permitir que este momento tan crucial y crítico suceda. Al principio, recibimos informes de su paradero casi cada día. Algunas veces recibimos varios informes. Colocamos los datos en una carta náutica para hacer seguimiento de sus movimientos. Hoy se encuentra en este lugar en nuestro mapa, y luego aquí en otro día. Podemos ver y observar sus patrones. Esto significa que nuestro delfín está desarrollando su vida por su propia cuenta. Y después de un tiempo – si lo dejamos a solas — se establecerá en un nuevo hogar y ambiente, una vida natural en el mundo silvestre de nuevo.
* El suponer que no sabes nada simplemente significa que nadie debe suponer que un delfín candidato para ser liberado, podrá o no podrá ser liberado con éxito regresando al mundo silvestre de nuevo. En otras palabras, hay que mantener una mente abierta.

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